Y ya que hemos elegido una joya para el titán del tiempo, qué menos para el titán del espacio.
La joya de las aguas y del mar por excelencia es la perla y simboliza el momento en el que el primer espacio fue originado, cuando Dios separó las aguas del firmamento.
Es una metáfora hermosa que explica cómo la luz que señorea el día se esconde en la cuna de la noche para dar lugar al fin de una fecha y comienzo de otra, así cada día, de cada semana, de cada año; naciendo un ciclo y también un siempre: naciendo el tiempo.