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Hay algo fabuloso y casi diría soberbio en esta Presentación de Jesús en el Templo, de Tintoretto, en el color rojo de la saya de la Virgen, en la perspectiva desde la que la vemos, en el vacío que la rodea, en su absoluto protagonismo. Ella es la llama y el fuego.
#Candelaria
Leonardo entendió esto y revolucionó el paisaje en la pintura, haciendo que la vista más lejana se perdiera en azules. Y así lo asumieron sus discípulos, sus admiradores y todo aquel que supo mirar y entender.
¿Quién es esta mujer que, cegada y sobre el mundo, intenta escuchar la última nota de la última cuerda de su lira? Aunque no lo creáis, es la Esperanza. La última esperanza.
George Frederic Watts, Hope (1886). Tate.