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Para que nazca una pradera, basta con un trébol, una abeja y un sueño. Y si no hay abejas y trébol, el sueño también puede ser suficiente. E.Dickinson
Giovanni Segantini (1858-1899), A Mermaid Being Mobbed by Seagulls
Henrietta Rae (1859-1928), The Sirens, 1903
George Owen Wynne Apperley, Summer Night
Christian Gottlieb Kratzenstein-Stub, Eros e Psiche